Siempre he creído que el talento sea puede forjar en un individuo, que la práctica y la dedicación te generan las competencias y el conocimiento necesario para entender un problema y atenderlo con una solución. Nací en Monterrey, Nuevo León en una familia de clase media criado con la idea de que el esfuerzo bien aplicado trae resultados tarde o temprano, y que el emprendimiento es una actitud adquirida en todos los niveles de la vida. Una madre que aprieta y un padre que aconseja, una combinación equilibrada para desarrollarse como persona pero tampoco muy alejado de tener complejos o inseguridades. Un excelente estudiante con los mejores promedios compitiendo constantemente por cuadro de honor, participativo y comunicativo, de los ejemplares que todo profesor quisiera tener; sin embargo, el ser aplicado no te garantiza que vayas a tener las mejores condiciones en una vida profesional sino las habilidades sociales y la manera en que te adaptas a los retos en la vida, eso te lo da la seguridad y confianza algo que hasta Universidad me quedó claro.
Mi familia pasó por un grave problema económica, ya no podían pagar la colegiatura por lo que decidí apoyarlos cediendo un semestre perdido, de por sí tomaba una carga baja de materias que hizo que me graduara en seis años y medio; pero todo depende del cristal como se mire, en la desventaja era claro que tengo un desfase de tres años con respecto a mi generación que se graduó en tiempo y la ventaja que siempre he trabajado desde mis quince años de edad. Estudiar y trabajar es un privilegio más que una necesidad porque aprendí que la vida cuesta y que nadie te regala nada, siempre hay cosas nuevas que aprender y mejorar al mismo tiempo. Con humildad tome un semestre libre, me di el tiempo de reflexionar, de regalarme el tiempo que tanto necesitaba para mi. En ese tiempo tuve la oportunidad enriquecer mi cultura, tomar las mejores herramientas para trabajar en mi personalidad y liberar todo mi potencial humano.
Así fue, tenía otra perspectiva ahora estaba listo para enfrentar mi primera práctica profesional y las enseñanzas que te depara la vida profesional. En un abrir y cerrar de ojos, ya me encontraba laborando en Heineken en mi primera experiencia. Un honor y un orgullo, como regiomontano trabajar en esa empresa simboliza muchas cosas. Disfruté de mi estancia por trece meses que duró el contrato. El reto lo sobrepase con creces porque al puesto que iba originalmente era de un practicante más pero terminé liderando el proyecto de logística de Green Commerce a mis veinte años de edad. Lamentablemente, me faltaba mucho por graduarme pero la experiencia fue inusual y enriquecedora.
En mi carrera de licenciatura en negocios internacionales conforme iba trabajando y estudiando fui aplicando los conocimientos adquiridos por mis tutores en mi desempeño laboral, y viceversa, lo que veía en el día a día en el trabajo lo trataba de empatar con lo académico. Entre la confusión de que muchas veces la realidad supera la ficción, decidí tomar lo mejor de cada mundo y adaptarme, gozar el camino. En el inter tuve la oportunidad también de trabajar en Honeywell Aerospace que dejó una huella muy marcada en mi por los conceptos de mejora continua, el sistema operativo de la empresa me dejó fascinado.
Entonces entendí algo, si uno quiere marcar huella debe de buscar la excelencia añadiendo el valor agregado en nuestro desempeño diario. Ese camino se construye eliminando las ineficiencias y volviéndonos proactivamente productivos. Sin duda estaba con una plena conciencia profesional y personal, al graduarme concebí que el mercado de internos me había tasado muy arriba, ganaba bastante bien en Honeywell por lo que decidí esperar hasta encontrar la mejor oferta laboral… nunca llegó. Dejé pasar oportunidades profesionales que representaban un 30% menos de lo que ganaba como practicante hasta que el tiempo me comió y mis ahorros ya no dieron para más sumado a que tenía que empezar a pagar el crédito universitario. No podía esperar más, terminé aceptando una oferta laboral en una industria totalmente desconocida para mí y un puesto no muy atractivo, analista de portafolio jr. en el sector financiero hipotecario. Y si, no estaba muy convencido pero fue lo mejor económicamente que me tope ante la urgencia; a pesar, pude haberme decaído pero tomé el reto y logré un buen desempeño, trate con varias personalidades y disciplinas distintas. Mi trabajo era juntar pequeñas piezas del rompecabezas en tiempo y forma para lograr cumplir con los requerimientos del cliente, la dificultad precisamente era lidiar con viejos lobos de mar, riñas internas, mi poco conocimiento de los términos financieros pero termine coordinando una migración de cartera importante, solo estuve seis meses cuando empezó mi experiencia gerencial en otro lado.
En los últimos años, me he dedicado al sector logístico especializado en transporte para empresas de todo tipo y tamaño. Mis objetivos eran crear y desarrollar las áreas comerciales y operativas, desde cero. Ese bagaje me ha dado la oportunidad de validar las cosas que sí se deben hacer y qué no en una empresa, tuve la oportunidad de equivocarme y también la dicha de ganar proyectos. Desde micro hasta la más grande empresa, todas tienen sus áreas de oportunidad. Manejar distintos tipos de liderazgos e ideas de mis jefes fue interesante, así que conozco también esos va y vienes de opinión y humor, es cosa de saber cómo tener tacto y forma de decir las cosas. Si algo aprendí bien es no llegar con problemas, sino con soluciones a esos problemas. El verdadero talento está en aprender a manejar otros seres humanos, lo demás nunca tendrás el 100% del conocimiento pero con un liderazgo bien cimentado, siendo coherente y objetivo tendrás la certeza de ganar la influencia de tus colaboradores y hacer que las cosas sucedan.
Hoy en día, viene el mayor emprendimiento de mi vida que es ser padre de una bebé que para cuando estés leyendo esto yo estaré disfrutando de ella, de sus sonrisas y travesuras también; por ella, dedicaré todos mis éxitos en esta nueva fase de emprendimiento profesional es hora de poner el conocimiento y la experiencia al servicio de otros. En ocasiones pasadas, traté de emprender pero nunca tuve éxito, fracasé en varias ocasiones con asociarme, en invertir en esquemas piramidales, en buscar proyectos unicornios, etc. No funcionó. Así que ahora me estoy lanzando como consultor y en lo que más me apasiona “productividad”.
Esta propuesta responde a una necesidad personal, de alcanzar independencia financiera y sobre todo tener el tiempo para realizarme como padre de familia. Me motiva pensar que tengo la posibilidad de atender necesidades socioeconómicas de pequeñas y medianas empresas para empresarios verdaderamente comprometidos con sus colaboradores, hoy en tiempos de COVID está la situación complicada porque existen planes de recorte presupuestal, de capital humano y de proyectos en infraestructura. Mi intención es echar mano, ayudar al empresario a ver su área de oportunidad con una dosis de disciplina de inteligencia de negocio, apostarle al crecimiento orgánico y sustentable a través de ingresos constantes y crecientes. Siempre hay un plan que nunca existió porque no se exploró, estoy para ayudar a hacer las preguntas que nadie hace, orientar el camino hacia la productividad que los empleados se centren en aportar valor y no en la “talacha”. Me motiva saber que con estas acciones, podré poner un granito de arena en la reconstrucción del tejido social de México. Esta es mi historia, siempre es buen momento de marcar hitos. ¿Tú que esperas?